No sabemos quien se lo pasó mejor, si los padres o sus hijos. Todos juntos, mayores y pequeños, pudimos disfrutar de una tarde de ilusión, risas y convivencia, gracias a la genialidad del gran José Miguel Torres, convertido por una tarde en un magnífico cuentacuentos. Hermanos, simpatizantes, amigos… todos los que estuvimos allí, pasamos una tarde genial disfrutando de las historias, aventuras, y canciones, que transmitía con maestría y complicidad de profesional, el gran Torres, el gran cuentacuentos.
La casa Hermandad, volvió a tener una vez más, ese dulce sabor a niñez, y el fantástico alboroto de sus chiquillos, con sabor a galletas y a batidos de chocolate. Quien sabe, quizás algún día, alguno de esos pequeños sea quien ayude a guiar las riendas de nuestra Hermandad.
Muchas Gracias Josemi.
Hasta pronto.
Muchas Gracias Josemi.
Hasta pronto.
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